Dani,
un indigente con sueños
El ciudadano común identifica a los indigentes como seres
humanos agresivos, desagradables, peligrosos y drogadictos. En algunas
ocasiones suele ser cierto, en otras no,
como es el caso de Dani, quien abandonó su casa a los 8 años, porque su
abuela; la personada encargada de criarlo, después de haber sido abandonado por
su madre, lo maltrataba abruptamente. Trece años después él tiene un sueño, ser
Pastor ¿El objetivo? Ayudar a otros que se encuentran en su misma situación de
calle.
Dani tiene 21 años, nació el 12 de febrero, de 1991. No tiene
cédula y Lleva 10 años viviendo en los alrededores de la Av. Rómulo Gallegos, cerca de la estación
del metro Los dos Caminos. Suele compartir con Carmelina, otra indigente que
habla muy poco e intenta mantenerse distante de los peatones. Al preguntarle
por ella dijo: “Esa señora es muy querida y respetada por todos nosotros, la
cuidamos. Eso sí ella tiene un mal carácter”.
Hablar de su pasado le
entristeció y afirmó: “Prefiero la calle a una cárcel, la calle es mi hogar”.
Pues contó que su abuela lo dejaba días sin comer, lo obligaba hacer las tareas
con las rodillas sobre unas chapitas,
las cuales debían estar con los bordes hacia arriba y lo golpeaba a diario, a
veces paraba solo al ver sangre sobre su espalda. Un día decidió huir de su casa y más nunca
volver.
Cuando cuenta sobre su presente, se siente orgulloso, aseguró
ser diferente, porque él que no sentía odio, ni rencor hacia nadie, solo tenía
fe en Dios, su padre, el único todopoderoso,
para llegar a su meta de ser Pastor. El rechazo y el maltrato de la
gente no lo dañaron, aseguró con entusiasmo.
En el 2010 se acercó a una Iglesia Cristiana Evangélica, donde
asistía con frecuencia, pero por su adicción a las drogas, no le permitieron
más la entrada, debido a que un evangélico debe estar alejado de ese
mundo. Empezó a consumir drogas en la
calle, para aguantar más tiempo el hambre. Comentó sobre sus intentos de
dejarla, pero no ha podido. El tiempo máximo que ha pasado sin consumir es dos
meses.
Al preguntarle por qué no ha ido a la Fundación Misión Negra
Hipólita, mencionó que allí los otros indigentes le robaban sus cosas, peleaban
mucho e inclusive le quitaban la comida.
La Lic. Angly Montilla,
Directora de Comunicaciones del Ministerio del Poder Popular para las Comunas,
ente encargado de la Misión Negra Hipólita, aseguró que la situación mencionada
por Dani solía pasar en ocasiones en algunos centros, porque ellos vienen de no
seguir reglas. Pero los psicoterapeutas se encargan de la situación.
Carmelina
La señora Carmelina, “como empieza a
trabajar a las dos” no permitió que se le preguntara nada. Eso dijo ella al
preguntarle si se le podía fotografiar y preguntar algunas cosas. Su trabajo
consistía en ordenar, limpiar y sacudir
4 cajas, más 10 botellas de cervezas, una y otra vez. En sus manos
sostenía una servilleta que mojaba con un líquido amarillo, el cual estaba en
un potecito translúcido redondo, para remover el sucio. Al terminar su oficio
le pregunté qué era ese líquido y me respondió: “Eso es miao, lo pongo en el
sol, lo tapo con el pañito y así esta más calientico”.
Opinión de la psicóloga Laura Escorcia
La falta de ingresos propios es una de las características
principales de la indigencia. El indigente no tiene empleo o trabaja en
condiciones precarias, lo que se traduce en serias dificultades para cubrir sus
necesidades. Vive una situación de marginación social por la extrema pobreza.
“En el caso de Dani creo que tener este sueño es también un
mecanismo de defensa, en el sentido de que busca llegar a esta meta como una
forma de poder seguir viviendo a pesar de la adversidad, el hecho de que siga
este objetivo hace pensar de que Dani está algo cercano a la realidad”.
“Carmelina tiene un nivel de inconsciencia o falta de relación
de sus actos con la realidad, es decir, aunque use e identifique la orina, el
hecho de que ella haga esa relación de "orina-limpiador" nos habla de
un alejamiento con la realidad (debido a que todos sabemos que la orina no es
un limpiador), es una repercusión psicológica.
La cantidad de elementos del ambiente amenazantes que ha vivido
(inseguridad, alto riesgo de muerte, dificultad para saciar necesidades
básicas, etc.), traen estas repercusiones mentales y suele suceder que el hecho
de estar expuesta desde temprana edad a estos elementos hace que el cerebro se
distancie de la realidad como mecanismo de defensa para protegerse.
Cuando hablo de distanciamiento de la realidad es uno de los
criterios más claves para hablar de un perfil típico de un psicótico”.
No obstante el porqué o la causa, nos llevan a un pensamiento
circular (tipo quien fue primero, ¿el huevo o la gallina, es decir, ¿se fue a
la calle y ahí se volvió loca?, ó ¿se volvió loca y por eso terminó en la
calle? para saber eso faltaría indagar un poco más, aunque en estas personas la
información que puedan dar suele ser confusa e insuficiente.
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