EL PAÍS DE LAS MUJERES PERFECTAS
EL PAÍS DE LAS MUJERES PERFECTAS
A diferencia de en otros países, donde invertir en el
cuerpo no es del todo bien visto, en latinoamérica, especialmente en Venezuela,
hacerse cirugías se ha convertido en “moda” y en un “requerimiento” de estatus y orgullo. En lugar de optar por un
aspecto natural las mujeres están obsesionadas con verse cada vez más bellas,
rostros y cuerpos perfectos son el deseo de la mayoría de las mujeres del país,
sin darse cuenta que muchas veces podrían llegar a verse plásticas y con
medidas irreales de sus cuerpos.
Imagen cortesía de Google
La Medicina Estética es la práctica médico-quirúrgica
que aplica las técnicas necesarias, para la restauración, mantenimiento y
promoción de la estética, salud y bienestar. Desde la Antiguedad, y con más o
menos variantes según épocas y países, se han aplicado técnicas para el
mantenimiento y la promoción de la estética y la belleza
Las operaciones estéticas más comunes en Venezuela son
la rinoplastia (corrección de nariz), la liposucción, la aplicación de botox y el
aumento de senos donde las venezolanas en lugar de preferir los implantes en un
tamaño proporcional a su tórax, prefieren prótesis grandes y de formas redondas
que den volumen excesivo a la parte superior.
Las consecuencias del abuso pueden ser graves: cuerpos
plásticos con medidas irreales, y rostros en el que la piel pierde su textura
natural y carece de poros y lineas de expresion.
Desde que se inventó la cirugía, el abuso de
tratamientos estéticos podría convertirse en un problema. En general, las
mujeres con un desorden psiquiátrico son aquellas que se obsesionan con el
bisturí y quieren realizarse más y más intervensiones. Los expertos afirman que
hacen lo posible por determinar la verdadera motivación de un paciente antes de
someterlo a cualquier procedimiento.
Generalmente los cirujanos plásticos reciben más pacientes
con problemas psicológicos que los psicólogos mismos, puesto a que muchas veces
querer corregir algún aspecto de nuestro cuerpo va más allá de un asunto
estético.
Las cirugías plásticas pueden intentar realizar en el
cuerpo los arreglos y tratamientos que no se han hecho en la mente. En la
psiquis se tiene la historia de la vida de las personas, de sus amores y
desamores, de sus frustraciones y logros. Es la representación de cada
individuo, la cual se puede aceptar o rechazar.
La psiquis es la responsable de que cada quien se
sienta o no a gusto con su aspecto físico y la salud mental depende del grado
de aceptación que cada quien tenga de sí mismo. Muchas veces, y sobre todo en
nuestra sociedad, las cualidades mentales, emocionales y psicológicas que se
tengan no se valoran tanto, y la adoración por el cuerpo perfecto pasa a estar
en el primer lugar. Frente a esta presión, es cuando se busca intervenir en el
cuerpo.
Además, existen muchas veces carencias y trancas
psicológicas arrastradas desde la infancia, las cuales no se han elaborado y no
se han podido superar, como problemas de autoestima producto del rechazo de
pares o de los propios padres. Es aquí cuando arreglar el cuerpo se hace mucho más
fácil que arreglar la psiquis, la cual no se ve y no está a mano.
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En nuestra sociedad, la apariencia está sobreevaluada,
y muchos piensan que después de una intervención estética obtendrán cosas que
no logran tal cual son, como mejor trabajo, una pareja, e hijos. Pero antes de
recurrir al bisturí la psiquiatría recomienda platicar con un especialista para
evaluar las motivaciones.
La obsesión con la perfección también es consecuencia
de lo que es mostrado en la televisión,
donde la mujer bella es aquella que luce perfecta; vallas publicitarias, donde
los cuerpos de las modelos son retocados con photoshop y hacen que todas
quieran lucir de esta forma; y los concursos de belleza, en los cuales se
supone las participantes son las mujeres más hermosas del país, y tienen al
menos una operación, sin contar las que llevan extensiones, lentes de contacto
de color, y otros elementos artificiales y ajenos a sus cuerpos.
En muchos casos son los mismos hombres los que inducen
a las mujeres a realizarse modificaciones estéticas, estos no están contentos
con el tamaño del busto de sus parejas o el tamaño de sus glúteos. Esto es
consecuencia del concepto errado de belleza que se tiene en Venezuela, tanto
así que es considerado “un mal cuerpo” o “No muy bonito” cuando no se tienen
implantes o el cuerpo carece de alguna operación. Esto lleva a que mujeres
inseguras y de baja autoestima recurran al cirujano, ya que esto se ha
convertido en una exigencia de la sociedad para poder ser considerada una mujer hermosa y deseable.
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Según la Sociedad Venezolana de Cirugía plástica, el porcentaje de operaciones quirúrgicas es tres
a uno a favor de la cirugía estética, y en
el año 2011 hubo 21.456 cirugías para aumentar el tamaño del busto.
El deseo por alcanzar la perfección se torna en una
adicción, donde siempre hay algo más por corregir, por agrandar, por achicar,
por estirar, como si con cada centímetro o libra menos, se alivianaran
conflictos psíquicos que se traen hace años.
Sin embargo, hay muchos casos donde mujeres se
realizan cirugías estéticas solo para corregir alguna parte de su cuerpo con la
que no están satisfechas y sienten que corrigiéndola podrían sentirse más
seguras de sí mismas. En este caso operarse no tiene nada de malo, al contrario
podría ser beneficioso siempre y cuando las razones no sean buscar la
perfección, seguir una moda o querer ser aceptada por una sociedad que de
alguna forma exige las operaciones estéticas.
Mientras no haya una adicción por el bisturí o una obsesión por buscar la
perfección, la cirugía estética puede ayudar mucho y puede hacer que las
mujeres disfruten de la vida más
fácilmente, pero sentir una insatisfacción permanente por su cuerpo y acudir a la cirugía estética para
corregirlo y cambiarlo todo, representa un problema que va más allá de lo
estético y que ningún bisturí podrá corregir.
AUTOR:
Sinead Ottati C.I 19.966.614
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