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lunes, 9 de julio de 2012


Escrito por: Kalinka Hermann
C.I.: 20653803
La seguridad privada en Venezuela

La seguridad privada se ha incrementado de manera desproporcional a nivel mundial, donde Venezuela no ha sido la excepción, siendo en octubre de 1958, cuando se crea la primera empresa de vigilancia en el país, denominada Serenos Asociados dando paso a grandes inversiones en este ámbito de la economía del país donde actualmente se invierten más de 400 millones de dólares anuales y donde el marco legal no está bien regularizado, abriendo las puertas de la informalidad, el mal funcionamiento y la desconfianza.
     En 1958 también se crea la segunda empresa llamada Servicio Panamericano de Protección, dedicada al transporte de valores, que mas tarde es vendida a la transnacional Norteamericana de la Seguridad Brink, y más tarde se funda la empresa de Transporte de Valores Caribe C.A. (TRANSVALCAR), convirtiéndose estos, en los pioneros de la seguridad privada en nuestro país y fueron las primeras empresas que inician sus actividades sin que existiese alguna regulación jurídica en la materia
     En 1966, ya existían seis (06) empresas constituidas en el país y fue cuando el Presidente Raúl Leoni, firma el decreto 559, asignándole al Ministerio de Relaciones Interiores (hoy Ministerio del Poder Popular para Relaciones Interiores y Justicia), la responsabilidad y atribuciones de autorizar y supervisar el funcionamiento de referidas empresas y en junio de 1974, once (11) compañías de Seguridad Privada, se reúnen y fundan la Cámara Nacional de Vigilancia y Protección (CANAVIPRO) con la intención de conformar un marco jurídico para defender los intereses de estas empresas y el 14 de enero 1975, el presidente Carlos Andrés Pérez , firma el decreto Nro. 699. (Reglamento de los Servicios Privados de Vigilancia, Protección e Investigación) que hoy día sigue siendo la norma jurídica que regula y controla esta actividad y ratifica al Ministerio de Relaciones Interiores como el ente rector para otorgar, renovar y/o revocar las autorizaciones o licencias de funcionamiento.
 No obstante, la observación directa de los Servicios de Vigilancia Privada, se origina por la gran cantidad de controles en las vías de acceso o ingreso a las diversas urbanizaciones, estacionamientos públicos, centros comerciales, entre otros, donde los ciudadanos son objeto de control por parte de vigilantes privados que en un gran porcentaje, no han sido formados o capacitados para cumplir esta función, ni para portar armas de fuego, que podrían menoscabar los derechos de los propietarios.
Con origen en el término latino securĭtas, el concepto de seguridad hace referencia a aquello que tiene la cualidad de seguro o que está exento de peligro, daño o riesgo. En este sentido, la seguridad pública es un servicio que debe brindar el Estado para garantizar la integridad física de los ciudadanos y sus bienes.
De esta forma, las fuerzas de seguridad del Estado se encargan de prevenir la comisión de delitos y de perseguir a los delincuentes, con la misión de entregarlos al Poder Judicial.
Sin embargo, la ineficacia de la seguridad estatal y su falta de alcance en ciertos casos ha generado el negocio de la seguridad privada, donde distintas empresas se encargan de ofrecer vigilantes y distintos dispositivos para cualquier ciudadano que pueda pagarlos.
Por cuestiones de número, no hay suficientes policías para cuidar a cada persona o empresa. Por eso, aquellos que se sienten en riesgo pueden acudir a la seguridad privada y contratar a un vigilante permanente.
            La palabra "vigilante" proviene de los primeros centinelas establecidos en la Antigua Roma durante el gobierno del emperador César Augusto y quienes con el tiempo se convirtieron en la Guardia Pretoriana. Sus funciones eran la de servir como un cuerpo élite para la seguridad del César, ser una especie de fuerza policial que mantenía el orden público en la ciudad.
            Un vigilante de seguridad es la persona encargada de proteger la integridad física de las personas y los bienes materiales de la empresa donde labora, teniendo a su disposición recursos técnicos (su experiencia) y tecnológicos (cámaras de video, radios de comunicación, detectores de metales o dispositivos electrónicos biométricos de control de acceso como huellas dactilares, entre otros). En muchos lugares también les es permitido portar armas de fuego y usarlas en defensa propia o cuando el objetivo que intentan proteger está bajo amenaza.
En Venezuela también son conocidos como "Guardias privados", y sus funciones se orientan al resguardo de bienes dentro de las instituciones tanto privadas como públicas. Aunque se manejan cifras cercanas a las 700 empresas registradas en el ramo, no cuentan con una estructura definida que las avale y por ende las ampare.
Los venezolanos gastan cada vez más dinero en seguridad privada y no dudan en pagar productos y servicios en dólares para vivir más tranquilos en el país, donde la violencia aumentó peligrosamente y la inseguridad ya se convirtió en la mayor angustia ciudadana, aseguran expertos.
Vender alarmas, cámaras de seguridad y vehículos blindados u ofrecer guardaespaldas privados son negocios muy rentables en este país, que encuentran clientes incluso entre las clases menos favorecidas.
Cifras de la organización no gubernamental Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV) apuntaron que en 2008 las muertes violentas llegaron a 50 por cada 100.000 habitantes en Venezuela, frente a un promedio mundial de 8,8 por cada 100.000 habitantes. En Caracas estas cifras son mucho más preocupantes. Por ello, el afán de protegerse no conoce clases sociales.
Las ofertas son para todas las necesidades y presupuestos. Un guardaespaldas privado cuesta 1.860 dólares al mes como mínimo a un ejecutivo y una empresa puede llegar a gastar hasta 200.000 dólares en equipos más sofisticados de seguridad, apunta el director de Coverhost, Guaicaipuro Hidalgo.
En total, en Venezuela existen más de 1.000 compañías de vigilancia privada, aunque una gran parte de ellas no cuenta con todos los registros oficiales, lo cual impide establecer cifras globales sobre el gasto anual de los ciudadanos en seguridad.
De acuerdo con fuentes del sector, el principal obstáculo del crecimien­to de los servicios de Seguridad Privada es el vacío legal que existe en la materia, lo cual trae como consecuencia la proliferación de los actores informales en deterioro de quienes prestan estos servi­cios legalmente.
Hay alrededor de 1.200 empresas auto­rizadas en el Ministerio de Interior y Justicia, obligadas a renovar su autoriza­ción anualmente y tan sólo 450 compa­ñías cumplen con este requisito; eso quie­re decir que aproximadamente el 60% de las empresas de seguridad pertenece al sec­tor informal.
Otro escollo que atraviesa el sector de la seguridad privada es la carencia de armas. Actualmente el déficit, que viene arrastrándose desde hace cinco años, es de unos 25.000 revólveres calibre 38, producto de la paraliza­ción de importación de armas. Esto trae como conse­cuencia la paralización del crecimiento del negocio pues se podría dar empleo a unas 30.000 personas aproximadamente.





Bibliografia

Revista Gerente 500 edición 2012

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