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miércoles, 4 de julio de 2012


La edad en que las adolescentes asumen la compleja tarea de la maternidad es cada vez menor

Embarazo precoz: un problema de nunca acabar

Venezuela se convirtió desde hace años en el país con más embarazos precoces, un problema grave al que lamentablemente nos hemos acostumbrado


Por Sarahid C. Sánchez G.

Alcanzar la suficiente madurez en todos los aspectos dejó de ser un requisito esencial para los jóvenes venezolanos a la hora de iniciar sus relaciones sexuales, y aunque en muchas culturas aun persiste la idea de que la mujer debe iniciar tempranamente su vida reproductiva, son diversos los argumentos que la contradicen.

Idana Rodas, encargada del área de comunicaciones internas y externas de la Asociación Civil de Planificación Familiar (PLAFAM), asegura que la edad de la iniciación sexual en Venezuela ha disminuido de 15 a 12 años aproximadamente, razón por la cual “somos desde hace tiempo el país latinoamericano con más adolescentes embarazadas”.

Sobre la disminución de la edad a la hora de tener relaciones sexuales se manejan varias posibles causas, una de ellas es la desinformación, y es que aunque parezca mentira, hay gente que no está al tanto de todos los métodos anticonceptivos, que tienen derecho a decidir cuando iniciar su relación sexual, y que no tiene que ser bajo ningún tipo de presión como por ejemplo la famosa “prueba de amor”. La otra causa es la información no adecuada, esa que consiste en creer todo lo que cualquiera te dice. “Gracias a esto hay jóvenes que creen que tomando la pastilla del día siguiente pueden tener relaciones sexuales sin protección y a la vez evitar un embarazo, cuando resulta que tomando dicho método de emergencia con cierta regularidad, la joven baja su porcentaje de efectividad”, afirma Rodas.


Daños irreparables

La gravedad del problema es tal, que para la Organización Mundial de la Salud (OMS) los embarazos en mujeres menores de 20 años son considerados riesgosos, ya que esa es la principal causa de mortalidad en las jóvenes con edades comprendidas entre los 15 y los 19 años, debido a complicaciones relacionadas con el parto y los abortos practicados en condiciones de peligro.

El embarazo en la adolescencia no sólo representa un problema de salud, también tiene una repercusión en el área social y económica, dado que implica menores oportunidades educativas o el abandono total de los estudios por parte de la madre adolescente, lo que influye en el incremento de la exclusión y de las desigualdades de género, incidiendo de manera directa en el fortalecimiento del círculo de la pobreza.

“Definitivamente es un problema social, ya que no se trata solo del embarazo como tal y de la posible transmisión de una Infección de Transmisión Sexual (ITS), sino también de las consecuencias que esto trae, como por ejemplo las posibilidades de educarse o formarse, que bajan notablemente en estos casos”, explica Rodas, quien informó que las probabilidades de que el hijo repita esa conducta son “notablemente altas”.


¿Y qué es el PLAFAM?

La Asociación Civil de Planificación Familiar (PLAFAM) tiene 25 años de trayectoria en derechos sexuales y reproductivos, entre los cuales se llevan a cabo programas relacionados con la violencia de género, diversidad sexual, asesoría integral en embarazos no deseados, casos de ITS y VIH Sida, y cuenta además con un Centro Juvenil capacitado para dar atención especializada a los jóvenes.

“Contamos con un servicio de orientación totalmente gratuito, donde los chicos pueden acercarse para hacer sus preguntas e inquietudes. También tenemos especialistas en el área de consultas ginecológicas y urológicas, que les dicen qué métodos anticonceptivos se adaptan mejor a su organismo”, dijo la coordinadora Idana Rodas.

“En el área de embarazos no planeados, PLAFAM cumple su meta primordial que es suministrarle información suficiente a los jóvenes para que tomen una decisión responsable. La idea es que ante el impacto de un embarazo no deseado, los implicados no se dejen llevar por opiniones de terceros que quizás no están capacitados para ofrecer ese abanico de opciones que tengan como prioridad la vida, tanto de la mujer como del bebé que viene en camino”, agregó.

Asimismo, se pudo saber que la organización da atención prenatal y postnatal, excepto cuando el embarazo es riesgoso. En dichos casos, “se les da como referencia otros lugares que sí atienden ese tipo de partos”, reveló Rodas, cuya tarea en la institución le ha dejado como aprendizaje que el primer paso para atacar el problema de raíz es “no emitir ningún tipo de juicio hacia el joven”.

PLAFAM también brinda un decálogo de derechos al usuario, y entre esos está la confidencialidad, “lo que ellos hagan, digan, o dejen de hacer y decir aquí, aquí se va a quedar”, sentenció.


Ideologías erróneas

Lamentablemente, está demostrado que para muchas jóvenes venezolanas el hecho de salir embarazadas es una oportunidad de subir un escalón en cuanto a status social se refiere. Así lo asevera Rodas, quien relató que “en las zonas populosas muchas de las adolescentes se mueren por parirle un hijo al más malandro del barrio porque así se sienten protegidas, y de esa manera ya no son vistas como niñas, sino como las mujeres de los mandamás”.

A raíz de esto, estudios develan que actualmente se está revisando el término “embarazo adolescente”, ya que a pesar de que ha sido tradicionalmente aceptado y manejado por los especialistas; a la luz de los derechos sexuales, reproductivos y de la perspectiva de género, luce incompleto porque omite un actor importante en la ocurrencia del fenómeno: el padre.

Los especialistas que abordan el tema de las masculinidades, así como las declaraciones de las Naciones Unidas a favor de la igualdad de género, señalan efectos importantes de esta omisión que excluye al hombre y ratifica la creencia tradicional de que la procreación y la crianza de los hijos es tarea de las mujeres.



 
 
Alumna: Sarahid C. Sánchez G.
C.I: 19.444.046
Profesor: Enrique Cibele
Sección: "C"
Turno: Mañana
grupo: 6

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