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jueves, 5 de julio de 2012


            En procura de la belleza hay personas que recurren a los biopolímeros
Las dos caras del biopolímero                                                     
            El uso de biopolímeros con fines estéticos se ha incrementado, los riesgos y efectos secundarios que aparecen luego de la administración encendieron la alerta en las autoridades sanitarias del país
                             
                                                 (Imagen referencial)

Los biopolímeros son compuestos derivados de la silicona líquida, en estética se usan para corregir arrugas, aumento de labios, pantorrillas, glúteos y senos. Una vez que son administrados, dentro del cuerpo, el biopolímero se transforma en gel o pelotas de silicón duro; el organismo los encapsula originando granulomas que son evidenciados en forma de abultamientos o tumores y que solamente pueden ser extraídos a través de un procedimiento quirúrgico.
Desde hace más de 15 años estas sustancias se administran a pacientes que lo soliciten, sobre todo en el área facial. “El biopolímero es como una moneda, presenta dos caras, en una están los beneficios y en la otra te muestra los efectos indeseables, de héroe pasó a villano”, así lo explicó el doctor Alexandro Galea, médico cirujano. Antes se suministraban en pequeñas cantidades, entre 1 y 2 mililitros con el pasar del tiempo se fue aumentando considerablemente esa cantidad, llegaron a utilizar entre 500 y 1000 mililitros dependiendo la zona de aplicación, sobre todo en senos y glúteos. Estas sustancias actúan dentro del organismo como un cuerpo extraño, si aumentamos la cantidad que se administra, inevitablemente aumentarán los efectos secundarios, que van desde el enrojecimiento de la piel en la zona, inflamación, hematomas, hasta infecciones. También existen casos en los que las cápsulas de silicón pasan al torrente sanguíneo causando embolismo y la muerte. Además el tiempo de aparición de las complicaciones es variable para cada persona, no todas reaccionan de la misma manera, los efectos no deseados pueden aparecer a los días, semanas, meses o años posteriores a la aplicación de estas sustancias, agregó el galeno.
En Venezuela las inyecciones de biopolímeros son “comercializadas” y aplicadas por personas que no están ligadas al sector salud y en lugares que no cuentan con el permiso sanitario correspondiente, tipo Spa y peluquerías. Personas que quieren corregir alguna imperfección corporal han sido engañadas por la falsa publicidad, el producto es de bajo costo y las técnicas de administración son menos invasivas que una cirugía plástica.
“Fraude total”, esa es la definición de biopolímeros aportada por Zulay Jaimes, de 34 años de edad. En febrero de 2011 cayó en las manos de un sujeto que se hizo pasar por cosmetólogo, ella junto a otras siete mujeres se encontraban en una peluquería ubicada en el oeste de Caracas y de la cual ella era cliente frecuente, la mañana transcurría de manera normal, a eso de las 10:30 am llegó un hombre ofreciendo las ventajas de la inyección de biopolímeros, para ella y el resto de las féminas que se encontraban en aquel recinto las tomó por sorpresa, sin embrago decidieron escuchar atentamente la explicación. Jaimes siempre había querido aumentarse los glúteos, no estaba conforme con esa parte de su cuerpo, tampoco su pareja que en reiteradas oportunidades le presentaba la opción de la cirugía estética, pero no contaban con los recursos económicos suficientes para costear aquel retoque. Ella pensando en la economía pero no en las complicaciones, decidió y acordó someterse al procedimiento dos días después de aquel encuentro en la peluquería.
El supuesto cosmetólogo, cuya identidad se desconoce, la citó para su consultorio, un apartamento en la avenida Urdaneta, en el centro de la capital. Estando allí a Jaimes le genera suspicacia el hecho de que en la entrada no había ningún aviso, ni enfermeras, ni pacientes, en fin. Solo quedó la sospecha, sin pronunciar ninguna palabra, entra a una habitación en la cual había una camilla, se quita la ropa y se coloca una bata quirúrgica, de esas azules. Seguidamente se abre la puerta, ingresa el hombre con guantes en las manos y un tapabocas, en sus manos tenía varias inyectadoras y agujas. Comenzó a inyectarle en repetidas oportunidades, el procedimiento tardó 20 minutos aproximadamente, luego de finalizar permaneció en el lugar durante media hora más, durante ese tiempo se observó en un espejo, satisfecha con el resultado para ese momento, solamente sentía dolor, algo normal y pensó en el dicho que reza: “para ser bellas hay que ver estrellas”.
La satisfacción para ella y su esposo duró solamente un par de meses, en abril de 2011 Jaimes comienza a notar enrojecimiento e inflamación en sus glúteos, presentó fiebre y decide ir al consultorio donde la habían atendido, sorprendida quedó al llegar y ver que el apartamento estaba deshabitado, nadie sabía del paradero de la persona que le administró los biopolímeros. El esposo y su familia la convencen de acudir a un centro de salud privado, el médico que la evaluó le diagnosticó una infección severa, le prescribió antibióticos y la remitió a un cirujano plástico para que evaluara la situación. Pasaron un par de semanas para p















poder controlar la infección, luego fue sometida a dos intervenciones quirúrgicas para retirar los biopolímeros que pudieron y reconstruir el área de los glúteos.
El número de personas que han recibido inyecciones de biopolímeros va en aumento, algunos deciden denunciar antes las autoridades sanitarias y otras no. Para el año 2011,  566 víctimas acudieron a denunciar ante el máximo ente de salud en el país, el Ministerio del Poder Popular para la Salud. En respuesta a todas estas personas, el Servicio Autónomo de Contraloría Sanitaria, adscrito al ente gubernamental, prohibió el uso de los biopolímeros bajo sus formas genéricas: Biofill, Bios Kin, Metacol, Silomed y Bioderm. La medida fue anunciada por la ministra Eugenia Sader el 22 de diciembre del año 2011, quien además dijo que las personas o profesionales de la salud que no acaten la medida se les aplicará sanciones de tipo legal y administrativa. Esta decisión fue celebrada por integrantes de varios sectores de la sociedad, especialmente por los del sector salud, los cirujanos plásticos, que esperan se diseñe los mecanismos de control para el uso de estas sustancias.
Las víctimas que han presentado complicaciones tras la administración de los biopolímeros, en su mayoría mujeres, pero también existen casos de hombres que se han inyectado estas sustancias, se han organizado y formaron el movimiento No a los biopolímeros  que agrupa a 920 afectados. El movimiento busca crear conciencia entre la población, dar a conocer los daños asociados al uso de los biopolímeros para que más nadie pase por la situación de cada uno de sus miembros, así como también buscan el apoyo del Ministerio del Poder Popular para la Salud, el Ministerio Público y la Defensoría del Pueblo para diseñar los mecanismos idóneos para atender la situación, además que las autoridades alerten a la población venezolana sobre el riesgos, algunos irreversibles, que produce la aplicación de los biopolímeros en el organismo.

Vilton Castillo.
viltoncastillo@gmail.com
CI: 15470836
Semestre: VI.
 Turno: mañana.
Sección: “C”.
Julio de 2012.

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